Dos ingenieros agrónomos iniciaron el proyecto en 2021 y en la primavera estarán los primeros frutos. "La ciudad tiene un gran potencial", señalaron.
Por Natalia Prieto
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De la mano de la planificación milimétrica, la innovación, el trabajo cotidiano y hasta una cuota “de locura”, para la próxima primavera se espera la primera cosecha de paltas en Mar del Plata. La experiencia está abonada por los ingenieros agrónomos Alejandro Reid y Guillermo Brown, que comenzaron a plasmar en la tierra lo que era un sueño en febrero de 2021.
Así, con ensayo y error, hoy tienen sembrada una hectárea con más de 800 arbolitos de paltas Hass, la variedad más consumida y conocida en el país.
La plantación, ubicada en el campo del kilómetro 15 de la ruta 88 llamado “La Pilar” en honor a los fundadores, es la única existente al sur de la provincia de Tucumán y generará la primera cosecha en octubre próximo, aunque “será casera” ya que calcularon el rinde “en unos 500 kilos”, estimó Guillermo.
Según los cálculos de los emprendedores, la primera cosecha “interesante para salir al mercado” llegará “en el tercer o cuarto año”, con un volumen estimado de “3 mil o 4 mil kilos”, calculó.
La palta es originaria de México (mayor productor a nivel mundial) y Centroamérica, mientras que la producción nacional -“que no abastece el consumo interno”, aclaró Guillermo- surge en el norte, en Tucumán, Salta y Jujuy, aunque desde hace un tiempo también se planta en Corrientes y Misiones.
“Fue una idea medio loca, pero una vez que teníamos estabilizada la producción de kiwi (ver recuadro) empezamos a buscar alternativas. Y la palta es un cultivo cuyo consumo está creciendo en el mundo y en Argentina a pasos agigantados, es un súper alimento, y crece la demanda”, explicó Alejandro.
La producción nacional está disponible en el mercado “desde fines de marzo hasta septiembre u octubre -detalló Guillermo-. Una vez terminada la producción nacional, se compite con la peruana y la colombiana, que no es de la mejor calidad”.
La idea de los ingenieros agrónomos, que regentean PF Agroconsultora, es cosechar “de octubre a diciembre o enero” apuntando al mercado interno. “En ese momento -señalaron- el único productor en el mundo es Chile, que es gran productor y de muy buena calidad. También Nueva Zelanda, pero está en el otro extremo del planeta”.
“Mar del Plata tiene un gran potencial, tiene buenas tierras, emprendedores, buena logística, el puerto y el aeropuerto. Lo mismo está pasando ahora con el vino”, se entusiasmó Alejandro de cara al futuro.
Como el clima ideal para la palta es el “subtropical o templado”, acá se enfrentan al desafío del frío y los resultados están encaminados ya que “las tasas de crecimiento y de desarrollo son mejores de lo que esperábamos”, dijeron.
El diseño de la plantación implica una distancia “de seis metros entre cada fila y cada planta, aunque con el tiempo determinamos que lo mejor era ubicarlas a tres metros de distancia entre planta y planta. Acá todo cambia mil veces, tenemos información todo el tiempo”, detalló Guillermo.
En los dos inviernos que atravesaron desde que comenzaron con el proyecto, las estrategias que idearon para neutralizar el frío dieron resultado.
“Las protegemos con una lona anti helada y a las plantas más chicas, en su momento eran todas, les armamos como una casita de madera. Además contamos con un sistema de riego que se activa cuando hay heladas. Igual, la primera defensa es la elección del lote: es clave un lugar alto”, describió Guillermo.
Tanto Reid como Brown se rieron al ser tildados de innovadores, ya que “algunos nos dicen locos”, por plasmar la idea de la plantación de paltas en el sudeste bonaerense.
“El vivero de Tucumán no nos quería vender las plantas -recordó Guillermo- porque decían que se nos iban a helar. La primera vez trajimos 400 y ahora tenemos casi el doble”. De la plantación inicial sobrevivió el “90 por ciento”.
Sus estimaciones son alentadoras de cara al futuro, ya que creen que habrá muchas poblaciones de palta en la zona, con producciones muy altas. “Hay potencial en Mar del Plata”, reiteró Alejandro con una sonrisa dibujada.